LA FELICIDAD ES COHERENCIA

CUANDO LO QUE QUIERES, LO QUE DICES Y LO QUE PIENSAS ESTÁN ALINEADOS EN UNA MISMA SINTONÍA.

Ser auténticos es algo que nos hace falta para poder estar sanos. Responder más a nuestras propias necesidades y menos a las de otros es algo muy sano, porque cuando más podemos ayudar al resto es cuando nosotros mismos nos sentimos felices, sanos y en coherencia interna.

Una vez hemos aprendido a cuidar de nosotros mismos dedicándonos a aquellas cosas que nos hacen sentir bien, destinando nuestro tiempo para comer sano, hacer ejercicio y a enfocar nuestras tareas profesionales hacia aquello que nos llena, es entonces cuando estaremos sanos emocionalmente y físicamente.

Cualquier síntoma físico que tengamos es la manera que tiene nuestro cuerpo de avisarnos de que algo en nuestro interior no está en coherencia. Puede ser que queramos lo contrario a lo que hacemos, que por complacer, porque suponemos que es lo que está bien visto o porque es nuestro “deber”, estemos dirigiendo nuestros pasos hacia el camino opuesto, que estemos alejándonos de nuestro propósito. La naturaleza es tan sabia e inteligente que sólo con escuchar a nuestro cuerpo ya tenemos toda la información que necesitamos para saber hacia dónde dirigir nuestra vida. Pero la respuesta siempre es la misma y muy sencilla: hacia aquello que disfrutes, y que te haga inmensamente feliz. Todo lo que te impida hacerlo son creencias limitantes que te dan la información de qué programas subconscientes tienes instalados en tu interior.

Desde la infancia es desde donde mejor podemos cultivar el arte de ser coherentes. De aprender a decir “no” cuando no queremos hacer algo, a pesar de que pueda resultar incómodo para otros. Siempre hay una manera inocente y cordial de ser fieles a nuestro instinto desde el respeto y la asertividad con los demás.

En la medida en que un niño es escuchado, será más propenso a expresar aquello que desea o que no desea, y esta habilidad la conservará a lo largo de su vida.

Pero esto no siempre ocurre, y una vez somos adultos, somos nosotros quienes hemos de responsabilizarnos de darnos aquello que necesitamos. Aprender a escucharos, a saber lo que queremos y deseamos, a aceptarlo y a expresarlo sin vergüenza o miedo de ningún tipo.

Tan sólo consiste en comprometerse con uno mismo a abandonar esa máscara de apariencias, y permitirse en cada momento pararse, sentir, saber lo que deseamos y expresarlo sin culpa. Actuar de acuerdo a tu instinto, a tus necesidades, y cultivar el arte de ser auténticos en cada momento, como si fuéramos niños.

Photo by Joshua Earle

Post a comment